Las horas perezosas de la mañana se acumulaban en los ojos de Ana. Mientras el profesor de historia explicaba la Edad de los Metales en un tono somnoliento, ella enfrascaba la vista en los jardines en los que solía dormir en las horas libres, que ahora estaban siendo azotados por el viento y la lluvia. Para matar el aburrimiento y espantar al sueño buscó una forma de entretenerse. Se fijó de nuevo en el cristal. Sonrió.
Pronto sus dedos perseguían las gotas en su trayecto por el cristal, uniéndose unas con otras, dando giros inesperados, cogiendo carrerilla para desaparecer. Solía hacerlo desde pequeña, pero hay cosas que da pena perder. En realidad, no sabía si le gustaba la lluvia, pero hoy la había recibido con más ganas que nunca. Estaba acostada en su cama cuando oyó el silencio. Sí, el silencio, ése que es parte de la calma que inunda todo antes de que la primera gota llegue al suelo. Ella nunca lo había escuchado, y hoy, por ese simple hecho de la naturaleza, se sentía feliz. Parecía que las gotas estaban diluyendo el barro acumulado en su cuerpo. Habían despertado sus sentidos al mojar su cara esa mañana. Al llegar al borde del cristal las yemas de los dedos le ardían, así que decidió dejarlo. Cuando volvió a la realidad se dio cuenta de que se había quedado sola. El aula estaba vacía. Incluso el profesor había desaparecido con sus pasos de anciano. Recogió sus cosas y echó una última mirada al cristal. Las gotas seguían ahí, en ese caos tan perfecto.
Esa tarde Ana fue corriendo a casa, evitando caer en los enormes charcos y se lamentó por no tener botas de agua. De pequeña su madre frustraba sus intentos de lanzarse de lleno en ellos, y parecía que aún conservaba esos instintos marítimos-suicidas… Llegó empapada a casa con el paraguas cerrado en la mano. Cerró la puerta y se apoyó en ella. Tras los mechones mojados se pudo vislumbrar una sonrisa.
2 comentarios:
Jo, qué bien... a mí la lluvia también me encanta. Tiene un no sé qué. Escribes genial Vida, genial.
Y estoy de acuerdo con Ana: hay cosas que da pena perder.
Gracias Juanan, me haces feliz!
Creo que hoy (en realidad ayer) ha sido el día de lluvia que más me ha gustado.
de nuevo, gracias
:)
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