Miro como pasan las horas desde mi colchón.
Busco en los rincones tus escamas, pero no encuentro nada, sólo cigarrillos desechos en el cenicero y una cama con dos patas y una tercera muriendo.
El reloj dejó de sonar aquel día deprimido por el tic-tac de tu colchón. Ahora vaga en paro, ya no cuenta las horas, sólo los años de vez en cuando y los momentos sin vida de mi existencia. Camino solo por la calle. Mis referencias son buenas, no debería perderme, pero lo hago. Ando sin rumbo no fijo, guiado sólo por una estúpida brújula que me guía hacia tu voz. Cansado de deambular sin sentido al confundirte con tu eco. Cada rincón de este cuerpo te necesita. Recuerda cada centímetro recorrido por mis manos, cada suspiro dado, cada caricia regalada por tu pelo. Te veo una vez más al despertar reflejada en el espejo, desnuda, con vida y en tus ojos me caigo de nuevo en el abismo. Vuelve, nada más. Hazme respirar, devuélvele al tiempo lo que le robaste, lo que me robaste y así lo compartimos.
Mójame,
regrésame.
2 comentarios:
Ya me gustaría a mi hacer esa prosa tan poética.
olé!! Me encanta!
Bien dice juanan... poético!
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